“Uno de los acontecimientos importantes en mi trayectoria artística fue el sorprendente encargo que me hizo el Teatro de la Maestranza de Sevilla, entonces dirigido por José Luis Castro, para realizar la escenografía de El Barbero de Sevilla cuya producción iba a iniciar el Teatro.
Esa fue la ocasión que me permitió conocer al maestro Alberto Zedda, rossiniano ilustrísimo que me presentó Jacobo Cortines. Yo quedé fascinada por el Maestro hasta el punto de que me convencieron para aceptar el encargo.
Ignorante por completo de los entresijos que conllevaba el trabajo operístico, sus conocimientos y su maestría en la obra de Rossini, me facilitaron comprenderla y poder realizarla.
Tuve el privilegio de disfrutar de su amistad. A su vasta cultura unía un trato y conversación exquisitos. En las ocasiones que coincidimos con él, tanto en Sevilla, como en La Coruña y en Pesaro, donde fui invitada a su casa para el festival, tuve la suerte de tratarle, no ya como maestro, sino como un gran amigo junto a su esposa Cristina de quien recibí un trato exquisito. Guardo de todos esos momentos un recuerdo inolvidable.” Carmen Laffon