Un niño alegre y maravilloso
“Soy de los que piensan que la muerte no existe y tampoco el más allá, por ello Alberto sigue con nosotros y seguirá siempre, lo que ocurre es que no lo vemos y no escuchamos su voz.
El sigue trabajando como hizo cada día. Tuve la suerte de gozar de su amistad y que tanto él como Cristina me ofrecieran su hospitalidad en sus casas de Pesaro y Coruña. Me hubiera gustado mucho haber compartido más horas con él hablando de lo que nos unía, la política, la música, la literatura, los amigos, la familia. Alberto transmitía sobre todo energía para vivir y nos contagiaba a todos.
Amaba el trabajo bien hecho y aspiraba a la perfección en todos los proyectos en que participaba, no desfallecía y seguir su ritmo era casi imposible. No se le podía decir que no a cualquier cosa que te pidiera porque ya él, previamente, ponía los filtros necesarios para que su solicitud se pudiera materializar. Hasta otro día amigo Alberto. en el que seguiremos soñando con nuevos proyectos ya que nos queda mucho por hacer.” Enrique Rojas Guillén